BANDERAS DE NUESTROS PADRES
La historia de tres de los seis hombres que levantaron la famosa bandera en la isla de Iwo Jima, que fue inmortalizado por Joe Rosenthal en una de las fotografías más célebres de
CRÍTICA
Tras dejar su huella bien marcada en el público con la multipremiada "Million Dollar Baby", Clint Eastwood (el eterno tipo duro que se volvió sentimental) vuelve a la carga con la que, se esperaba, iba a ser una de las películas del año: director consagrado, producción de Spielberg, favorita a los Oscar, tráiler espectacular… una película bélica en toda regla. El público volvía a soñar con encontrarse otra vez con ese sentimiento que le invadió al ver la magnífica “Salvar al soldado Ryan”, donde cada escena tenía como motivo mostrar las distintas facetas del ser humano en una situación tan trágica como
En lugar de ello, Eastwood nos relata una película histórica, donde el humanismo queda subyugado al relato de los hechos. El espectador no logra identificarse con los personajes, sólo puede captar sus reacciones ante el desastre de la guerra y la hipocresía que rodea al circo patriótico que les han montado por plantar una bandera. No se produce esa profundización en los protagonistas que tanto se pide en esta clase de películas. El director dedica más tiempo a contarnos la historia de las vidas de los tres hombres que sus experiencias en la guerra, aquello que les une; y sólo podemos ver las secuelas de unos hechos de los que apenas somos partícipes.
Además, la estructura de la película puede resultar a veces confusa y desconcertante, da la impresión de que se quieren contar demasiadas cosas en poco tiempo y a una velocidad y un ritmo casi “contemplativos”. Eastwood nos muestra trozos de historias que habrían sido fascinantes por sí solas, pero que, al estar en conjunto con otras, no llegan a desarrollarse.
Se pretendía hacer una película grandiosa, y se pusieron todos los ingredientes para ello: impresionante fotografía, espectaculares efectos especiales, escenas de grandes masas, puesta en escena y vestuario de lujo, banda sonora ajustada… los ojos del espectador son agasajados con un espectáculo de primera categoría. Pero no lo olvidemos, el cine es audiovisual, e importa tanto lo que vemos como lo que escuchamos, y el creador de eso último (Paul Haggis) no debería haber sido tan pretencioso. Al igual que en otras grandes producciones (Alejandro Magno o Troya), la nueva película de Clint Eastwood se ve superada por su propia grandeza.
2 comentarios:
Cuando la vea este fin de semana opinaré con más fundamento, pero quizás Eastwood no profundiza más en los Personajes porque el guión se basa en el libro de uno de los protagonistas, y el director a lo mejor quiso ser fiel a lo que se cuenta en él.
Para mí es una gran película, más aún luego de ver también "Cartas desde Iwo Jima".
La comparación con películas como "Alejandro Magno" o "Troya" me parece al menos irrespetuosa con Eastwood, uno de los mejores directores de los últimos treinta años.
Un saludo
Publicar un comentario