sábado, 21 de abril de 2007

La vida futura


LA VIDA FUTURA (THINGS TO COME)

AYY!! Con tanto estrés por causa de las oposiciones (es la época, supongo) me pasa casi como a Cinéfila, no puedor, no puedor!
En todo caso aquí va una recomendación en dvd: Things to come, la traducción al castellano reza en el título... es una producción inglesa de unos 90 minutos del año 1936. Todo un clásico y una rareza junto como Metropolis (peli alemana de 1927 dirigida por Fritz Lang) de la ciencia-ficción.

La película se estructura en cuatro partes diferenciadas que nos mostrarán el devenir del progreso de la humanidad, desde la época actual (1940) hasta una sociedad utópica situada en el 2036 después de una larga y cruenta guerra. Todo transcurre en una ciudad simbólica, que nos servirá como marco referencial: Everytown, digamos que el referente real sería Londres. Pues la película está marcada por un carácter bélico muy fuerte fruto de la época, no olvidemos que estamos en los años previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial, y se nota, se nota mucho.

Ficha Técnica
Director: William Cameron Menzies
Productor: Alexander Korda para London Film
Guión: H. G. Wells, basado en su novela The Shape of Things to Come
Fotografía: Georges Périna
Música: Arthur Blis
Director Artístico: Vincent Korda
Intérpretes: Raymond Massey (John Cabal/Oswald Cabal), Edward Chapman (Pippa Pasworthy/Raymond Passworthy), Ralph Richardson (El Jefe), Maurice Bradell (Dr. Harding), Margaretta Scott (Roxana/Rowena), Cedric Hardwicke (Theotocopulos), Sophie Stewart (Señora Cabal), Derrick De Marney, Ann Todd, Pearl Argyle, Terry-Thomas…
Nacionalidad y año: UK 1936
Duración y datos técnicos: aprox. 90 min. B/N

Se comenta que H. G. Wells, uno de los máximos precursores de la literatura de ciencia-ficción tal como hoy la conocemos, tuvo prácticamente las manos libres para abordar esta película, basada en una propia novela anterior: The Shape of Things to Come. No es de extrañar que el escritor aprovechara la plataforma que se había ganado a pulso para imprimir en ella su discurso social, basado en el socialismo utópico. Podríamos decir, además, que fue un caso en que la dualidad autor de la novela/guionista no provocó grandes conflictos con el director del film, sino que el tándem fue bueno.
Para la dirección se contó con el debutante William Cameron Menzies, responsable de otro recordado clásico de la ciencia-ficción con un tono muy diferente, Invaders From Mars, de 1953. Menzies, que provenía del campo de la dirección artística, puso precisamente una especial atención en los aspectos artísticos y técnicos de la película, como se puede comprobar con el espectacular resultado final.

La Vida Futura es, primero de todo, un canto al progreso de la humanidad y un fuerte alegato antibelicista estructurado en cuatro partes diferenciadas. Casi un siglo transcurre ante nuestros ojos a lo largo de la hora y media que dura la película. Olvidémonos entonces de otro protagonista que no sea la propia humanidad en sí, representada por el pueblo de Everytown. Aunque el hilo conductor lo lleve John Cabal (Raymond Massey) y uno de sus descendientes, interpretado por el mismo actor (muchos lo recodarán por su interpretación de “clon de Boris Karloff” en Arsénico por compasión, gran película sí, gran película... y un Gary Grant espléndido), lo que nos interesa en la película es el progreso del ser humano como tal. Para reforzarlo, en ningún momento se nos explica quiénes son los enemigos en la contienda -aunque quede bastante claro- y Everytown, pese a ser Inglaterra, es un pueblo imaginario.

La primera parte de la película, contra lo que cabria esperar en una película futurista, es la más lograda a nivel visual. Los planos de la ciudad al borde de la guerra, picados, contrapicados y aberrados, en los que vemos el tranquilo y rutinario discurrir de la ciudad, literalmente empapelada y repleta de Hombres-anuncio y periódicos que advierten la inminente llegada de la guerra en grandes tipografías, son soberbias y dejan huella en el espectador.

Más adelante, y una vez empezada la inevitable contienda armada que Wells ciertamente profetizó ante las burlas de sus compañeros, la fotografía y los encuadres se cargan, aun más si cabe, de simbolismo. Lo primero que cae destruido ante las bombas es el cine de la ciudad, todo un símbolo del progreso. También la brillante escena en la que el niño desfila imitando a su padre recientemente movilizado, mientras las siluetas de los soldados de verdad ocupan amenazadoramente toda la pantalla, por detrás del mismo, aparte de contener una gran carga metafórica, ejemplifica de nuevo lo que comentamos. Nos prepara para contemplar las cada vez más vibrantes imágenes cargadas de fuerza, casi expresionistas, y hacia el final, muy influenciadas por el vanguardismo europeo. No olvidemos que Vincent Korda y László Moholy-Nagy son miembros de la Bauhaus.

Así llegamos, sin duda, al momento más interesante del film, el único en el que conviven a la vez dos tipos de sociedades, la postapocalíptica y atrasada Everytown, que ha retrocedido hasta la barbarie, y la avanzada y civilizada “Comunicación Mundial”, que llega representada por Cabal en un moderno avión cuando en ésta aún se arrastran los antiguos coches con caballos y se producen batallas con otros clanes por conseguir un poco de carbón.

A partir de este momento la película, sin decaer en absoluto, se inclina más por la utopía social y nos deja frases del calibre de: "Somos la hermandad de la eficiencia. La masonería de la ciencia. Somos el baluarte de la civilización, cuando todo ha fracasado". O ya más abiertamente políticas como: "Nosotros nos dirigimos solos", o, “¡pobre patrón, con sus banderas y sus locuras!” , todas ellas pronunciadas por Cabal en su cruzada por el progreso. Así pues, John Cabal parece ser el superhombre del futuro idealizado por Wells, para el cual han caído todos los prejuicios mientras conduce al hombre hacia cotas más elevadas.

Es hacia el final de la cinta cuando podremos ver la parte más esperada de la película, aunque no por ello la más interesante: La Everytown del futuro, con sus gentes de vida armónica, con sus impolutos muebles transparentes y sus eficientes rampas, tubos y pasarelas, que han dejado huella en la historia del cine. En ella, la humanidad aún se planteará nuevos y definitivos debates sobre su progreso…

Esta maravilla cinematográfica es un ejemplo de planificación, montaje y fotografía impecable. A su vez, se trata de una brillante especulación futurista, que pese a verse superada por el propio paso de los años, mantiene muchos de sus postulados vigentes. A menudo injustamente olvidada, se trata junto a Metropolis (Fritz Lang) de una obra imprescindible para entender la ciencia ficción actual.

ANÉCDOTAS:
Theotocopulos, personaje que aparece hacia el final de la película, fue interpretado en un principio por Ernest Thesiger (Dr.Pretorius en La novia de Frankenstein de James Whale) con el que se rodaron las escenas. Fue sustituido por Cedrick Hardwicke, ya que su actuación no gustó a Wells. Thesiger, desconociendo el hecho, acudió al estreno sin saber la sorpresa mayúscula que le esperaba.
La película muestra un helicóptero varios años antes que Igor Sikorsky desarrollara el primer modelo real.
El hijo de H.G. Wells, Frank, trabajó en la película como ayudante del director artístico.

En su momento se llegó a estrenar una versión de 130 minutos. Finalmente el metraje se rebajó a 113, aunque existen versiones de 96 y 100 minutos. La versión en dvd que ha sacado al mercado Manga films es de 90 min.

Títulos de rodaje: The Hundred Years to Come / The Shape of Things to Come / Whither Mankind.

Tuvo una especie de muy, pero que muy 'libre' remake: El mundo que viene (The Shape of Things to Come), del año 1979, de George McCowan.

sábado, 14 de abril de 2007

PAUSA

A todos los que os pasáis por este blog de vez en cuando:
Cinéfila por compasión está ligeramente abandonado ultimamente por culpa de las diversas ocupaciones de todos sus colaboradores pero no lo hemos dejado, el blog sigue vivito y coleando.
Una de las cosas que más siento es no poder comentar en vuestros blogs con tanta frecuencia como antes, pero desde el trabajo os sigo leyendo, siempre que los jefes no me vigilan, jeje!!
Yo ahora mismo no tengo ordenador y tampoco mucho tiempo para pensar en temas sobre los que escribir. Pero esto es temporal. Trataré de volver con fuerzas renovadas, espero que pronto.
Pues eso, que el blog sigue...
;-)